DICCIONARIO

BIOGRÁFICO

BERNARDINO CAYO CAYO

Bernardino Cayo Cayo, nació en Chiu-Chiu el 20 de mayo de 1930, su madre Juana Cayo y sus hermanos maternos: Gabina, Amalia, Auristela, Luis, Juan, Fernando y Ester constituyeron su familia. Desde muy joven trabajó para ayudar en su hogar, por lo cual no terminó su enseñanza escolar, cursando parcialmente estudios básicos.

En 1966, siendo trabajador de Dupont, hoy ENAEX, se casó con Brunilda Rodríguez, con quien tuvo dos hijos: Rubén y Bernardita. Como familia habitaron la casa que él mismo construyó y en la cual trabajaba después de su jornada laboral y los fines de semana.

Desde joven comenzó su trabajo en la empresa Dupont, época además en que ya manifestaba sus ideas de una sociedad más justa, motivado por la experiencia personal de vida. Sus cercanos lo recuerdan cómo “una persona muy amable, tranquila, más bien callado, educado, cuidadoso de su imagen, muy respetuoso y trabajador”. Tenía especial gustó por la lectura y formó parte por mucho tiempo del Sindicato de la empresa Dupont, del cual fue secretario, de hecho, gracias a estos registros se tiene testimonio de su ordenada escritura. Fue un asiduo lector del diario “El Siglo”.

Su participación política comenzó activamente en marchas de trabajadores y como miembro del Partido Comunista, destacan de él “su compromiso, honestidad y el orden con que asume sus responsabilidades”. Se destacó, además, “por ser una persona consecuente con sus ideales, la búsqueda de una sociedad más justa, camino que creyó más posible con el Gobierno de la Unidad Popular con la asunción del Presidente Salvador Allende”.

El Golpe de Estado de 1973 lo sorprende siendo trabajador de Dupont, con 43 años y viviendo en Calama con su esposa y sus dos hijos pequeños de seis y tres años. Siendo parte de la directiva del sindicato de la empresa Dupont. Los relatos atestiguan que manifestó en los días posteriores al golpe de Estado su preocupación por lo que estaba aconteciendo en el país cómo resultado del Golpe Militar, temor que expresó a su esposa.

Fue detenido el 12 de octubre de 1973 en la misma empresa donde trabajaba junto a otros compañeros. Estuvo detenido en el retén de la misma Dupont, luego en la comisaría de Calama y finalmente en la cárcel de la misma ciudad.

Los testimonios expresan que “durante su detención, mediante mensajes que enviaba a su esposa manifestaba el encargo a ella de cuidar a sus hijos, no previendo lo que finalmente aconteció con él. Bernardino, no quiso preocupar a su esposa, les encargaba mucho a sus hijos. Pensaba que iba a tener un juicio y no pensaba que ocurriría lo que pasó con él”.

Fue visitado en la cárcel de Calama por su esposa y sus dos hijos. Su esposa indicó haberlo visto decaído, aunque él no manifestó mayor queja. “Le pidió a su esposa seguir con los planes que tenían antes de su detención, que era la celebración del cumpleaños de su hija. Pensaba que iba ser sometido a algún juicio cómo pasó con muchas personas en aquél tiempo, por lo que estaban tramitando la representación de un abogado”.

En los días posteriores fue sacado desde la Cárcel de Calama y fusilado en los alrededores de la ciudad el 19 de octubre de 1973. Siendo enterrado junto a sus demás compañeros en algún lugar del desierto camino a San Pedro de Atacama, sector que fue identificado años más tarde y de donde fueron inhumados los restos óseos.

El 2011 fue identificado por primera vez desde los restos recuperados de la fosa en que fue enterrado en una primera instancia, el 2014 en una segunda instancia fueron identificados otros restos, ambas identificaciones sólo corresponden a pequeños huesos de la cabeza y mano.

“Fue asesinado, sin ningún proceso por la Caravana de la Muerte, hecho que fue ratificado en fallo de tribunales. Cómo familiares de Bernardino, creemos que la justicia ha sido tardía e incompleta. En lo netamente humano, no ha ocurrido un mínimo arrepentimiento que rechace éste tipo de muerte o violación de los derechos humanos”, señala la familia.

Sobre el legado de Bernardino, su testimonio “es el de la lucha por la justicia social, el trabajar por ella, el de la consecuencia, así como también del esfuerzo y sus logros. Además de que, los ideales de justicia se viven y demuestran cómo forma de vida, con honestidad y respeto”.

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