Enrique Olivera Aguirre a sus 23 años y siendo estudiante de la Universidad Técnica del Estado es detenido el 12 de septiembre de 1973, trasladado al Estadio Chile y posteriormente al Estadio Nacional, para llegar vía aérea a la exoficina salitrera Chacabuco.

En el centro de detención es asignado al pabellón número 23, casa 94, siendo elegido Jefe de Casa. Realizó actividades como fútbol, talleres de artesanía y xilografía.

Su experiencia en el lugar está marcada por la violenta recepción que realizó el militar a cargo del recinto. Esto junto al espacio físico y el árido entorno del desértico paisaje.

Sin embargo, esos duros recuerdos se contraponen a los que mantiene con respecto a sus compañeros. “La buena disposición para organizar actividades que eran en beneficio de todo el grupo”, expresa Enrique, agrega que “rescato la parte cultural que se canalizaban en las tertulias y en las casas”.

De hecho, fue tan importante la relación con quienes compartió la injusta reclusión que elaboró una serie de dibujos y aguas tintas que rescata la grandeza de la experiencia de un período tan difícil.