DICCIONARIO
BIOGRÁFICO

MARÍA ANGÉLICA OJEDA GONZÁLEZ
“La Profe”, como es reconocida por toda la comunidad es María Angélica Ojeda González. Tiene una vida llena de momentos y emociones en la búsqueda de la verdad y la justicia. Nació en la oficina salitrera Francisco Vergara el 11 de agosto de 1954. Una vez que llega a vivir a Antofagasta, se instala su familia en la Población Vista Hermosa, sector alto de la ciudad.
Su infancia la recuerda como un momento alegre y de felicidad, que se desarrolló en un ambiente de organización social y comunitaria. De hecho, su militancia está marcada por ese momento y ámbito familiar.
“Yo ingreso a las juventudes comunistas a los 13 años, estaba en Séptimo Básico, ingreso por una cuestión bien familiar, yo era la más convencida de toda mi familia, ese era el camino. Yo viví en Santiago y vi la experiencia de las concentraciones en la capital, yo sentía que ese era el partido que podía llevarme por el camino de compromiso y me identifiqué con el Partido Comunista. Ellos reclaman por los mismos derechos que yo veía que no se cumplían. Además, escuché y presencié a Salvador Allende y sus grandes discursos”.
Agrega que todo aquello “era coherente con mi vida, la forma de ver la vida. En Santiago viví cómodamente, pero en Antofagasta se tenía que ir a buscar el agua. Nuestros candidatos a regidores de la época, reclamaban por el derecho al agua, a la luz, al alcantarillado, ese contraste con Santiago donde tenías muchas comodidades, era llegar a un lugar donde no había nada”.
María finalmente expresa que “esos contrastes me mostraron que la lucha por los derechos de la gente, eran necesarios luchar por ellos”.
Al concluir la Educación Media, ingresa a estudiar en primer lugar a la carrera de Ingeniería, la cual debe abandonar ese proceso obligada por la situación que se desencadena en el país.
En 1976 ingresa nuevamente a la universidad, en esta ocasión a la Universidad del Norte a la carrera de Pedagogía en Matemática y Física. En ese contexto en que comienza la reorganización del partido. “Nosotros ya nos habíamos contactado para militar en Antofagasta, aquí el partido no tenía juventud. Hubo que superar incluso el hecho de que algunos compañeros se alejaron del partido, la verdad es que esa fue una época compleja; fuimos jóvenes desconfiados, muy tristes y un círculo muy cerrado de conocidos y algunos amigos”.
El Golpe de Estado lo describe como un punto de corte para su experiencia de juventud. “Para nosotros la historia paro en 1973, porque éramos jóvenes con sueños alegres y después, éramos tristes”.
Sin embargo, eso no impidió que 1981, consiguieran instalar una ramada en las festividades de septiembre. “Conseguimos instalar una ramada, estábamos muy organizados, esto porque en lo clandestino seguíamos trabajando. El PC le debe dar una respuesta al pueblo es una necesidad, organizamos al PC en contexto de base poblacional y lo logramos; organizarnos en bases a nivel universitario, base poblacional, incluso yo milité en una base poblacional a pesar de estar en la universidad”.
Sobre las ideas que imperaban en ese momento, María Ojeda expone que “había que derrotar a Pinochet, era el enemigo principal, teníamos que hacer algo contra él, queríamos que cayera la dictadura, que era muy dura”.
Esa dureza del régimen llevó a que ella fuera detenida en el centro clandestino de detención La Providencia. “La verdad es que ya habíamos visto caer direcciones completas, en Antofagasta somos conocidos, la gente nos identifica, nos mira como hablamos, algo se da a conocer de nuestra parte que nos identifica como comunista. Será que como siempre le damos soluciones a la gente sobre sus problemas”.
Ella explica que “además de ser conocidos, tuvimos fallas, era el ser confiados. Yo me juntaba con un círculo cerrado y habríamos flancos; por ejemplo, yo me subía a la misma locomoción que la persona que me denunció. Conversábamos en la micro, el trayecto era largo y siempre conversamos, pero yo no sabía quién era, donde vivía”.
Agrega que “la seguridad fue descuidada. Yo caí en un grupo muy grande, varias compañeras y compañeros eran parte un grupo de la dirección, yo no era de la dirección, pero era parte de un enlace. Yo no sabía nada de muchos de ellos y ellas”.
La detención le causó un temor que aún recuerda. “Hubo un momento en que me golpeaban y yo justificaba eso porque decía, algo debó haber hecho. Pero no debería haber sido así. Hubo muchas cosas que vivimos que pueden estar escritas, pero es distinto haberlas vivido, pero el miedo que experimentamos que es mayor al odio incluso. Hubo un momento crítico, que fue cuando nos sacaron las vendas, ahí tuve mucho miedo. Pensé éstos nos van a desaparecer. De hecho, un compañero tenía una mirada de odio, que fue como sentir, ver y esa sensación de odio”.
Por lo mismo, María plantea para las nuevas generaciones, “yo personalmente creo es que como decía la Gladys Marín: hay que luchar, hay que organizarse. Imagínate, que nosotros que fuimos pocos enfrentamos a una tremenda dictadura,
por eso es importante que los jóvenes se organicen en todos sus ámbitos, pero junto a ello es necesaria la unidad”.
Finalmente, expresa que “Deben trabajar por la verdad, la verdad que recibimos nosotros es una verdad a medias, hoy los jóvenes están haciendo memoria. Incluso la música la están recuperando, a Víctor Jara, Inti Illimani; sabes porqué, por el hecho de ser revolucionario, que no es solo ser de izquierda, sino, que luchar contra el sistema impuesto. Y es buscar la felicidad en tu vida, pero una felicidad que sea común, la felicidad es que todos tengamos los mismos beneficios. Los jóvenes no son indiferentes a todo esto”.
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