DICCIONARIO
BIOGRÁFICO

MARIO ARGUELLES TORO
“Han pasado 49 años y no hay justicia, el juicio tiene casi 40 años, hay condenados, la Corte Suprema no se ha puesto los pantalones para detenerlos, pero siguen libres como palomas”, es el relato de Victoria, esposa de Mario Arguellez Toro, detenido desaparecido por la Caravana de Muerte en su paso por Calama.
Mario nació un 5 de marzo de 1939 en Santiago. Su padre de fue Ignacio Arguellez de nacionalidad boliviana, su madre Mercedes Toro Lira, chilena. Sus hermanos son Luis Ubaldo Arguellez Toro y América Libertad Vicencio Toro.
Finalizada su enseñanza media trabajó como taxista y comerciante. Tuvo que laborar desde muy joven, su padre falleció cuando Mario tenía 14 años, esto para ayudar a su madre y su hermano.
Viajaba en tren desde Calama a Santiago, se demoraba una semana en llegar y traía todo tipo de mercadería: dulces, hilos, botones entre otras cosas que le permitía mantener un negocio.
Su activismo político lo desarrolló militando en el Partido Socialista, se inscribió a los 14 años con el ex senador Carlos Ominami. El Golpe de Estado en 1973, lo sorprende siendo el tesorero del partido en Calama.
Su familia lo describe como “un hombre tranquilo, fumaba muy poco, no bebía y tenía un genio compulsivo. Era muy trabajador y le gustaba juntarse con sus compañeros de partido, le gustaba arreglar el mundo en las noches y yo le decía que el mundo amanecía igual”.
Fue detenido dos veces, en ambas lo dejaron en libertad. Sin embargo, es detenido nuevamente el 30 de septiembre de 1973. Estuvo hasta el 15 de octubre recluido en el retén de Dupont, hoy Enaex.
“Yo le llevaba almuerzo y onces todos los días hasta que el día 15 en que fue trasladado a la comisaría de Calama donde pasó esa noche. El 16 de octubre pasó a Consejo de Guerra. El 19 lo sacaron de la cárcel como a las 17:00 horas. Yo le llevé ropa porque la orden era que lo llevarían al paralelo 49, esto nunca ocurrió” relata su esposa.
Desde la tarde del 19 de octubre no se volvió a conocer su paradero, Violeta su esposa lo estuvo buscando hasta las seis de la tarde de ese día. “Se suponía que lo llevaban a distintas ciudades, la última fue Santiago, 20 de octubre un capellán del ejército Luis Jorquera, avisó a los familiares que los mataron porque se habían sublevado camino a Antofagasta. El lunes 22 en una reunión con el Gobernador Ribera de Grú, reafirmó el episodio de sublevación”.