La persecución política que trajo consigo la dictadura cívico-militar de 1973, dejó más de 2.000 personas ejecutadas y detenidas desaparecidas. Los hechos de grave vulneración a los derechos humanos en Chile, marca un periodo histórico sin precedentes, debido a, por un lado, su alta organización represiva y, por el opuesto, las resistencias desde el registro y movilización de la sociedad chilena por el término del régimen dictatorial.
Quienes encarnan la resistencia a esta época, son las Organizaciones de Derechos Humanos y Agrupaciones de Familiares en todo Chile. Esto, producto de las intenciones de los servicios de inteligencia por desarticular, mediante metodos de tortura y de persecucion ilegal, a partidos politicos y organizaciones/movimientos de izquierda que se encontraban en pleno proceso de transformación social, impulado por el gobierno de la Unidad Popular.
La organización en torno a la liberación de las personas detenidas por motivos políticos, sumado a las demandas por el esclarecimiento de los casos de personas detenidas desaparecidas y ejecutadas, estuvo liderado por movimientos de mujeres que logran consolidar un colectivo capaz de suplir necesidades básicas de la época, como la experiencia de las ollas comunes extendidas en poblaciones de todo Chile y, desde la denuncia callejera, con manifestaciones contra el régimen que, muchas veces, terminaban fuera instituciones jurídicas, exigiendo justicia y verdad por los abusos que estaban ocurriendo. Una particularidad en Antofagasta, es que si bien muchas de estas mujeres eran familiares de ejecutados y desaparecidas, muchas trabajaron sin tener una filiación sanguínea, sino teniendo la convicción de derrocar a la dictadura y la liberación de muchas personas que pasaron por recintos de detención.
Tras el plebiscito del Sí y el No de 1988, y el posterior término de la dictadura, las organizaciones de familiares y derechos humanos vuelcan sus objetivos hacia la marcación pública de los hechos ocurridos para batallar contra el olvido, con la consigna de “Nunca más”. Se ponen sobre el debate político, la aplicación de la justicia transicional, y la elaboración de los informes de las Comisiones de Verdad, que establecen un reconocimiento estatal de las violaciones a los derechos humanos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990.
En Antofagasta, el devenir de las Agrupaciones de Familiares de la región siguen con la convicción de el fin a la impunidad y la búsqueda de verdad y justicia. En paralelo la creación de monolitos públicos en recuerdo de las víctimas, siguen demostrando las voluntades por preservación de la memoria histórica.
En 2009 se inaugura el memorial a las víctimas de la dictadura en Chile. Ubicado en el sector de la Vega Central de Antofagasta, en la población El Golf, específicamente en la intersección de las calles Sargento Aldea, Iquique y Elqui. La estructura, en medio del bandejón central, se configura por pilares con nombres de las víctimas y, por el poniente, imágenes de cuerpos gestantes que simbolizan la vida por sobre la muerte.
La Agrupación de Familiares y Amigos de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos, conmemora año a año el recuerdo a las víctimas del régimen militar, mediante la exposición del registro del pasado, en las convergencias y demandas de los movimientos sociales actuales.