DICCIONARIO
BIOGRÁFICO

RUCARDO ABRAHAM PÉREZ CÁRDENAS
“La situación fue horrible, ya que cuando golpearon la puerta en donde vivíamos en la casa de mi madre, Rosalba Tapia, ella al abrir la puerta, los carabineros la empujaron e ingresaron al dormitorio en donde mi esposo se encontraba acostado con nuestro hijo en sus brazos. Fue rodeado por siete u ocho carabineros, en ese momento uno de los carabineros le arrebató al hijo de seis meses de vida, me lo entregó a mí, a él se lo llevaron detenido, sin decirnos porqué ni a dónde”. Es relato de María Irmina Araya Tapia sobre la detención de su esposo Ricardo Abraham Pérez Cárdenas, ocurrida el
Ricardo Pérez Cárdenas, nació en el campamento minero de Chuquicamata el 4 de abril de 1951. Sus fueron Jesús Pérez Mondaca y Francisca Cárdenas Iriarte, compartió la vida familiar con sus tres hermanos y tres hermanas.
Casado con María Araya Tapia con quien tuvo un hijo, Ricardo Antonio Pérez Araya. Los estudios básicos los realizó en la Chuquicamata, la enseñanza media en el liceo industrial “Cesario Aguirre Goyenechea”. Su infancia es descrita como “muy feliz, amaba sus perros, uno llamado Jumbo y gustaba de tocar guitarra y charango”. De hecho, tuvo en su adolescencia y juventud una activa participación en grupos juveniles, donde destacó por sus interpretaciones musicales.
Desempeñó laboralmente en la Compañía Minera Exótica. Sus sueño e ilusiones también son recordados por su familia, que manifiesta a Ricardo Pérez como un soñador comprometido, “deseaba y soñaba con un futuro mejor para todos, con más igualdad y en especial para su hijo y su familia “.
Sobre los ideales que él seguía, mencionan que tenía un respeto y anhelo de avanzar con los propósitos planteados por el ex presidente Salvador Allende Gossens.
Su vida tuvo un componente activo en el compromiso social, ayudó siempre a quienes lo necesitaban, con un trabajo y colaboración voluntaria, donde destacó socialmente. “Siempre fue destacado por su participación voluntaria y era muy generoso con el prójimo”, expresa su esposa.
El momento de su detención ocurrió mientras trabajaba en la Minera Exótica, con solo 22 años, ésta acaeció el 30 de septiembre de 1973. Fue conducido en primer lugar al retén de carabineros que se encontraba emplazado en la Empresa Dupond – hoy Enaex – a continuación, fue llevado a la comisaría de Calama. Posteriormente desapareció todo rastro de él, no regreso nunca más a su casa hasta que se conoce la noticia de que fue fusilado.
Para la familia lo que ayudó a soportar la experiencia de la detención y los hechos posteriores fue “nuestro proyecto y deseos de formar y vivir en familia”. Sin embargo, la experiencia es descrita por su esposa como “horrible, sin saber nada de él y fue mucho peor, cuando supe que lo habían fusilado en la comisaría de Calama”.
Para todo su grupo familiar, después de todos estos años el reclamo por justicia continúa. “Nunca se hizo, ni se ha hecho justicia con los criminales, ya que después de 47 años, supe que “detuvieron” al único carabinero que se encontraba con vida, ya que todos los demás ya habían fallecido”. Por lo mismo, Rosalba Tapia, expresa que “debe existir más respeto por la vida humana, ya que todos tenemos derecho a vivir y formar nuestras familias, siempre respetando la vida y los derechos humanos. Pienso que la vida es sagrada y existe un solo ser quien nos la dio, él nos las puede quitar: Nadie tiene el derecho de humillar, masacrar y mucho menos asesinar a otra persona por pensar diferente, ya sea por sus ideales y pensamientos distintos a los de otras personas, mucho menos sin armas y sin poder defenderse por pensar diferente”.

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