Con solo 18 años, Ricardo Manríquez San Martín, estudiante de enseñanza media es detenido el 8 de octubre de 1973 y llevado al Estadio Nacional. Desde ahí, sería trasladado hasta el norte del país, al centro de prisioneros emplazado en la exoficina salitrera Chacabuco, ubicada en la Segunda Región de Antofagasta.

En Chacabuco fue asignado a la casa 85 ubicada en el pabellón frente a los comedores. A pesar de su juventud, fue Jefe de Casa y prestó servicios en el área de correos que organizaron los detenidos políticos. Además, fue parte de los talleres de artesanía y curso como alumno de alemán.

Sus recuerdos más complejos son su llegada al aeropuerto donde todos eran considerados guerrilleros; de hecho, su memoria trae al presente que “nos dieron una golpiza el primer día”.

Sin embargo, aquello se contrapone a lo experimentado con sus compañeros de presidio. “La solidaridad de los compañeros de la casa que era a la vez nuestra celda”.